Gabriel Arrabal | Director de Estudios Universitarios de EADE

“La universidad española da formación que no piden las empresas. Hay que reorientarse”

  • Este experto afirma que tener una carrera universitaria ya no es suficiente para encontrar trabajo y que la revolución tecnológica obliga a estar en un proceso continuo de formación

Gabriel Arrabal posa en una de las clases celebradas en Eade

Gabriel Arrabal posa en una de las clases celebradas en Eade / Javier Albiñana (Málaga)

Gabriel Arrabal nació en Málaga en 1960, es el director de la universidad malagueña Eade y uno de los profesores más queridos por sus alumnos por su implicación en las clases y simpatía. Eade nació hace tres décadas y está en continuo crecimiento, tiene unas instalaciones amplias y modernas y numerosos proyectos en marcha.

–El curso está próximo a su finalización. ¿Cuántos alumnos se graduarán este año en Eade?

–Unos 120 en los programas que tenemos de Administración de Empresas, Publicidad, Periodismo, Ciencias del Deporte, Diseño Gráfico y Diseño de Interiores.

–¿Cuándo se creó Eade?

–Nació en 1989 como escuela de negocios para atender a la demanda que existía de profesionales que necesitaban una formación de posgrado. Empezamos con algunas maestrías. Enseguida hicimos un acuerdo con la Universidad de Gales Trinity Saint David y somos centro adscrito a esta universidad británica. En estos momentos tenemos una mezcla porque tenemos titulaciones de la Universidad de Gales y titulaciones españolas que dependen de la Junta de Andalucía.

–¿Qué diferencia ve entre los alumnos de hace 30 años y los de ahora?

–Cada generación es diferente porque las tendencias y sensibilidades de cada momento se van notando en el alumnado. No obstante, en profundidad no he visto grandes cambios . Nuestro alumno ha sido siempre muy emprendedor, muy buscavidas, creativo e innovador, posiblemente por la filosofía que les trasladamos desde el principio de la dificultad y de la competencia que existe en la calle. De hecho, tenemos unas ratios de inserción profesional altísimas al año de graduarse. Nuestros alumnos hacen prácticas desde el primer año.

–Hace unos años con tener una carrera era suficiente para encontrar un trabajo. Ahora parece que se queda corto. Piden además máster, idiomas...

–Totalmente. Ahora uno nunca puede dejar de formarse. No se llega a ninguna meta final. La revolución tecnológica nos obliga a estar permanentemente formándonos. Tenemos 200 trabajadores entre Eade y León 13 y vemos ese espíritu.

Gabriel Arrabal en la puerta de Eade y el colegio León 13 Gabriel Arrabal en la puerta de Eade y el colegio León 13

Gabriel Arrabal en la puerta de Eade y el colegio León 13 / Javier Albiñana (Málaga)

-¿Teme que haya muchas personas que se puedan quedar descolgadas si no actualizan su formación?

–Quien piense que por haber estudiado una carrera ha llegado a su meta no está en el siglo XXI. Se está equivocando. Hay que estar siempre aprendiendo.

–La juventud actual es, posiblemente, la que está mejor preparada porque tiene carreras, idiomas y amplios conocimientos tecnológicos. Sin embargo, el mercado laboral es el que es. ¿Qué siente cuando ve a jóvenes muy formados trabajando en empleos de escasa cualificación y salario?

–Hay problemas en distintos ámbitos. Por una parte tenemos una legislación laboral que, a diferencia de otros países, es muy rígida. En otros países el mercado laboral es más vivo y activo y al empresario le da menos temor invertir, contratar a personas y emprender nuevos proyectos. Por otra parte, creo que el sistema educativo universitario español necesita una profunda revisión porque estamos formando a la gente en carreras que a lo mejor no es lo que demandan las empresas. Hay que reorientarse y hay que hacerlo rápidamente porque las compañías están pidiendo a personas capacitadas en determinados ámbitos y las universidades seguimos con las típicas carreras tradicionales. Algunas de ellas pervivirán en el tiempo, pero otras van a desaparecer porque el avance tecnológico va a provocar que ese tipo de actividad la desarrollen máquinas con mayor fiabilidad, seguridad y productividad.

–¿Qué sectores tienen que potenciar las universidades para atender la demanda empresarial?

–Todo lo que tenga que ver con nuevas tecnologías: el big data, la biotecnología, la bioinformática, la genética...

–Ustedes tienen másters muy diversos. Desde mantenimiento de campos de golf hasta de medicina genómica, SAP, o de maestros de yoga. Veo que se están aplicando el parche.

–Sí. En el de mantenimiento de campos de golf y fútbol, por ejemplo, hemos sido pioneros. Vimos que había una necesidad de profesionales y lo impartimos desde el año 2000. Ahora acabamos de lanzar un máster en ilustración científica porque vemos que el mundo editorial necesita a ese tipo de profesionales. Málaga es la ciudad de los museos y hemos creado un máster en gestión y dirección de museos.

–En el caso de los museos han firmado un acuerdo con Jorge Rando. ¿En qué consiste?

–Hemos creado una cátedra para conectar los valores de occidente y oriente. Tenemos la suerte en Málaga de tener al pintor expresionista más conocido de España, el único museo expresionista del país y que el pintor esté vivo. Una de las actividades de esta cátedra, entre otras muchas, es precisamente ese máster en dirección de museos que empezará en octubre.

Gabriel Arrabal Gabriel Arrabal

Gabriel Arrabal / Javier Albiñana (Málaga)

-¿Qué le parece la apuesta de Málaga por los museos?

–Muy interesante. Está ayudando a desestacionalizar el turismo porque la costa siempre ha generado más interés que la capital y ahora, con la rehabilitación del centro y la oferta cultural, ha cambiado. Ojalá un día tengamos además en Málaga un auditorio como se merece la ciudad. Es algo necesario porque, entre otras cosas, hay muchas profesiones que están en torno a la música que van a requerir profesionales muy cualificados. Málaga podría exportar a ese tipo de profesionales especializados al resto del mundo.

–Hablando de los másters, veo que tienen uno en Neuromanagement. ¿Qué es eso?

–Quienes trabajamos en la gestión de empresas sabemos que dos más dos no son siempre cuatro. Hay aspectos que tienen que ver con las relaciones humanas, con las emociones, con los hábitats de trabajo, con las dinámicas que se crean en los grupos de trabajo que tienen una parte psicológica y emocional importante.

–Expertos en recursos humanos hablan mucho últimamente sobre hacer equipo, compartir valores, etcétera. Pero a la hora de la verdad en la mayoría de empresas no se ve tanto eso. Se tira más a la precariedad.

–Se equivocan las empresas que no construyan equipos de trabajo. Hay que perder tiempo en reunirse para charlar y compartir ideas. Para mí es el tiempo más productivo. No hay nada como un equipo involucrado, que sienta la empresa como propia, que se la eche a cuestas. Hay que hacer partícipes a los trabajadores. No hay nada más bonito que ir con ganas a trabajar.

–Existen muchos jefes tóxicos.

–Es verdad. No hay nada más bonito que permitir que cada persona se sienta valorada y apreciada en su trabajo, que pueda sacar lo mejor que tiene para cumplir el objetivo de todo el grupo.

–En Málaga predominan los contratos temporales y los salarios bajos. Hay una excesiva dependencia del turismo y la hostelería. Se habla desde hace 20 años de cambiar el modelo productivo como un mantra, pero todo sigue igual ¿Qué se puede hacer para cambiar esa tendencia?

–Sin formación no vamos a ningún sitio. Una de las carencias de nuestro sistema productivo es que nos faltan profesionales muy especializados. Es una apuesta muy interesante la que se está haciendo en España por la formación profesional dual, pero hay que adaptarla realmente a nuestro modelo de empresa y a nuestras características porque creo que todavía no está encajando bien. E insisto en lo del sistema universitario español. Hay que hacer una gran revolución. Nuestras universidades tienen un profesorado altísimamente cualificado y muy eficiente, pero el sistema genera graves distorsiones. La lentitud en la modificación de planes de estudio, los trámites burocráticos que hay que seguir para poner en marcha una nueva titulación...

–Cuando salen los listados de las mejores universidades del mundo no están las españolas.

–Lastimosamente sí. Eso choca además con una cierta prepotencia que tenemos los españoles, que parece que hemos inventado las universidades. Deberíamos hacer una cura de humildad, mirar qué se hace fuera y quitar regulación. Se da la paradoja, por ejemplo, de que te obligan a contratar al 50% de doctores y el doctorado no es ninguna garantía de buena docencia. Es garantía de que esa persona ha hecho una tesis doctoral y tiene capacidad investigadora, pero la docencia es el arte de enseñar, de hacer fácil lo que parece complicado, algo que uno lleva dentro. Lastimosamente se está prescindiendo de muy buenos profesores que no tienen el doctorado para cubrir la ratio del 50% que se le ha ocurrido a los políticos.

–Ustedes han pedido ser considerados una universidad privada. ¿Por qué?

–Estamos encantados con la Universidad de Gales y seguiremos con ellos, pero queremos dar el paso de ofertar además títulos oficiales españoles para sortear el requisito de la homologación de un título extranjero. Lo pedimos en 2001 y en 2004, sin obtener respuesta alguna de la Junta de Andalucía, y lo hemos vuelto a hacer en julio de 2018. Estamos convencidos de que esta vez sí nos la darán.

–Ha pasado ya cerca de un año. Mucha ilusión le veo.

–Hemos tenido contactos con la Dirección General de Universidades en Sevilla tras el nuevo gobierno, sabemos que la documentación está ya en el Ministerio de Educación y esperamos que el proceso siga adelante. Estamos ilusionados. Somos una empresa de Málaga y llevamos 30 años aquí demostrando que somos capaces de dar formación universitaria. Además hay una gran injusticia. Sevilla tiene tres universidades públicas y Málaga una, una universidad privada y Málaga ninguna, y 7 centros adscritos y Málaga dos. Es de justicia que Málaga dé otra opción para que muchos malagueños no se vayan fuera a estudiar. Hemos calculado en 50 millones de euros al año lo que se gastan los malagueños en matrículas, transporte o residencias en otras universidades privadas de España. Hay una sangría de gente que se está yendo. Muchos además se van a estudiar, se quedan a trabajar allí y no vuelven. Estamos perdiendo un capital humano increíble.

Gabriel Arrabal Gabriel Arrabal

Gabriel Arrabal / Javier Albiñana (Málaga)

-¿Qué le parece el proyecto de la UCAM de Murcia en Málaga?

–Nuestra relación con la competencia es siempre buena. Es una empresa de Murcia que respetamos. No obstante, sí le hemos manifestado directamente al alcalde que no entendemos que se dé terreno de los malagueños a alguna universidad sin que haya habido un concurso público en el que pudiéramos participar todos. Nosotros no tenemos ni un metro cuadrado que haya sido una concesión de los malagueños. Hemos invertido desde cero en todo, incluso desvalorizando nuestro terreno al recalificarlo de urbanizable a educativo. Entendemos que la Administración no tiene que favorecer a ninguna empresa privada. Todos debemos partir desde la misma línea de salida.

–¿Qué proyectos tienen en Eade a corto o medio plazo?

–Con la universidad privada queremos complementarnos con la UMA, con la que tenemos muy buena relación y precisamente esta semana me reuní con el rector, José Ángel Narváez. Planteamos grados universitarios en Business Analytics y Big Data, en Biotecnología y Bioinformática, en Traducción e Interpretación en ruso, chino y japonés, en Software y Robótica o Diseño y Producción de Videojuegos. Este año esperamos empezar un máster en gestión de empresas de esports. Entramos también en la formación profesional.

–¿Conviven bien la universidad pública y la privada?

–Narváez es probablemente el rector dentro del sistema universitario español más abierto a la relación público-privada. Es el que puede transformar el paradigma en el que vivimos todavía en el que las universidades públicas y las privadas nos miramos con un cierto recelo, de una manera muy cateta, porque cuando uno sale fuera ve que las universidades públicas y privadas trabajan, investigan y crean patentes conjuntas sin ningún problema. Aquí en España nos miramos todavía con desconfianza. Debemos complementarnos y entendernos.

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