El Málaga lleva cien días sin estar bajo el espectro de los Al-Thani. La jueza Ruiz González decidió apartar de la gestión de la entidad al presidente y sus hijos ligados al club (Nasser, Nayef, Rakan y Hamyan) y nombrar en su lugar a un administrador judicial, que desde entonces es el máximo responsable de todo lo que acontece en Martiricos, tomando decisiones muy drásticas. Por lo pronto, este sábado 30 de mayo mientras el jeque responde a este diario: "Volveremos muy pronto", la entidad ha renovado a Pellicer y su cuerpo técnico.

El pasado 20 de febrero, la titular del Juzgado de Instrucción número 14 tiró de José María Muñoz Jiménez para administrar el Málaga y también impuso también una fianza de 5.4 millones de euros al jeque. Quién iba a imaginar que, después de tantas maniobras y movimientos alrededor del club en los últimos años, fuera a ser la Asociación de Pequeños Accionistas quien lograse con su querella alejar a los cataríes de una entidad gobernada a golpe de capricho y sin nadie al volante.

Los registros efectuados en La Rosaleda por la Policía Judicial resultaron fundamentales para que la jueza tomase esta drástica decisión. Una solución momentánea (por seis meses en principio) pero que podría llegar a ser permanente porque el paquete accionarial de Al-Thani está comprometido si no satisface las peticiones de la sala. Y ahora para más inri, hay una sentencia favorable a BlueBay.

El club se ha visto beneficiado en este centenar de días sin el influjo de los Al-Thani. Eso incluye al oscuro director general que nombró, Richard Shaheen, a quien ha intentado desesperada y repetidamente colar en La Rosaleda como interventor para vigilar al administrador judicial, José María Muñoz. La jueza ha desestimado siempre esta opción. Ahora, el norteamericano amante de los perros quiere que se declare nulo su despido y ser readmitido.

Muñoz es la figura en la que Al-Thani y Shaheen centran sus iras. Lo intentan a través de un caro despacho de abogados y mediante comunicados de prensa (se han puesto en manos de un gabinete de comunicación). Pero el desgaste es mínimo y su calado entre la afición, casi nulo. Al contrario, hay una corriente favorable en los últimos tiempos viendo al Málaga encontrar cierta normalidad funcional. Tanto de puertas hacia dentro como hacia fuera.

Los Al-Thani, presuntamente, se servían del club para sus derroches personales. Se han encontrado gastos a cuenta de las arcas de Martiricos difícilmente justificables, como el coche aparecido en Londres o las mansiones lujosas (llegaron a pagarse tres simultáneamente). Todo mientras insisten en señalar a Muñoz por la venta de Antoñín o el reciente ERE.

La pandemia de COVID-19 evitó que Al-Thani declarase en el juzgado (tendrá que producirse), pero el proceso avanza y la jueza solicitó también el calendario de devolución de los préstamos vencidos en su totalidad y de las cuotas de devolución de los mismos a la entidad blanquiazul. La defensa de los Al-Thani tiene cinco días para aportar dicha documentación.

Mientras, las parcelas del club están definidas como hacía tiempo que no sucedía, con Manolo Gaspar y Sergio Pellicer ratificados en sus cargos y respirándose fútbol. Los cien días han dado para mucho.