Tras dos años cerrada al público por las obras de rehabilitación de su interior, la iglesia de los Santos Mártires estrena nueva cara, gracias, entre otros trabajos, al nuevo suelo de mármol blanco con un encintado rojo que crea una alfombra en la nave central. Además, los trabajos arqueológicos y la creación de una cámara de aire bajo el suelo protegen el edificio contra las humedades. También destaca la recuperación de los elementos ornamientales y su puesta en valor y la instalación de electricidad y megafonía. El coste de los trabajos ha rozado los dos millones de euros y ha sido financiado por la Diócesis y el Ayuntamiento.