Se corre el riesgo de que la cuerda no aguante tanta tensión y habría que sopesar los perjuicios irreversibles.

En esta polémica están sobrando frases hirientes, comparaciones indebidas y acritud innecesaria.

Mejor nos iría si fuéramos capaces de superar la dictadura de la imagen y atendieran a los contenidos.

Vista de la situación parece que más difícil que mantenerse es saber irse… en su momento.

El ruido y el desgaste que estos días ha sufrido el PP hay que atribuirlo en exclusiva a sus dirigentes.

Ni una hora tardó la portavoz del PP en sacar a relucir al independentismo catalán, apoyada en una falsedad.

No creía que los buenos datos sobre empleo de este año iban a enfadar tanto a la oposición.

A estos líderes proclives a la crítica le es exigible la habilidad de mantener el mínimo de respeto.

Ante este derroche de falsedades, exageraciones y bulos es imposible establecer un debate serio.

El último año de una legislatura es la prueba de resistencia de los gobiernos de coalición.