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Málaga y el progreso
La ciudad ha asimilado con decisivo éxito el modelo orteguiano: a lo grande y con objetivos cada vez más elevados. Pero si hay algo más mutante que la propia Málaga es la misma idea de progreso. La Málaga de quince minutos. Málaga: fuera del escaparate.
La Málaga de quince minutos
En gran medida, plantear la revolución de la proximidad en la ciudad significa atender a una cuestión ya hecha. Pero, de nuevo, hay que distinguir entre ciudadanos y clientes. Málaga: fuera del escaparate.
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Málaga: fuera del escaparate
En un barrio como Carranque el tiempo pesa mucho más que en el centro: aquí, la ciudad parece detenerse en el mismo horizonte de siempre, lejos del esplendor pujante de una urbe más grande pero a la vez más estrecha. La Málaga de los 600.000 malagueños.
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La Málaga de los 600.000 malagueños
Pues está aquí, en los barrios, en enclaves como la plaza de Bailén, a un paso de la Trinidad, donde la magia de Google y de los cruceros no significan mucho aunque la vida sigue con sus rituales acostumbrados. Memoria del 37.
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El lujo de vivir en Málaga
También aquí la responsabilidad ciudadana tiene mucho que decir, pero, mientras tanto, nos consolaremos pensando que esta versión de Málaga es mucho mejor que las anteriores (dónde va a parar). Málaga: la revolución de la amabilidad.
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Málaga: la revolución de la amabilidad
Sí, la atención y la buena educación son armas políticas, transforman ciudades, estimulan la participación, fomentan el espíritu crítico y agitan lo que parece anquilosado: por eso son necesarias. Málaga: amnesia y oportunidad.
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Málaga: amnesia y oportunidad
En una ciudad señalada como novedad constante resulta muy difícil fijar una identidad, lo que sin duda procura algún consuelo, aunque también acarrea ciertos riesgos indeseables. Málaga: la ciudad invisible.
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Málaga: la ciudad invisible
El problema no es que entren en conflicto distintos modelos de desarrollo, sino que lo que nos permite reconocernos como ciudad sea considerado un impedimento al desarrollo mismo. Carta a Sus Majestades de Oriente.
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Carta a Sus Majestades de Oriente
Por pedir que no quede, claro. Otra cosa es que hayamos sido suficientemente buenos como para que los Reyes Magos den su brazo a torcer. Así que contaremos con la prórroga, por si acaso. Málaga: una historia de éxito.
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Málaga: una historia de éxito
Con su insobornable hálito de paradoja, el presente de la ciudad nos remite a ciertos temores primarios de antaño que regresan como si no hubiese pasado el tiempo. Ya podemos morirnos tranquilos. Málaga: la alternativa posible.