Calle Larios
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De quién es Málaga
Lo peor de ponerle precio a las ciudades es que siempre hay alguien dispuesto a comprarlas, así que tal vez la prosperidad consista en salir de esta lógica y ofrecer alternativas. Málaga: la ciudad divertida.
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Málaga: la ciudad divertida
La aspiración a la felicidad es legítima, siempre que se persiga para todos. De lo contrario, incurriremos en eso tan feo que llaman exclusión. Pero lo más importante es no ser hipócritas. Desvivir en Málaga.
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Desvivir en Málaga
Se trataba de hablar bien de la ciudad, de cantar las bondades del producto en los mejores escaparates con tal de que pudiera venderse al precio más elevado, y eso es justo lo que tenemos. . Decir ciudad.
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Decir ciudad
Cada vez son más los que optan por trasladarse al pueblo o al campo, ya no sólo por exclusión social de los espacios urbanos, sino por el hartazgo y el desencanto. La trampa de la equidistancia.
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La trampa de la equidistancia
Al poner a los vecinos y los hosteleros en las dos pesas de la misma balanza, el Ayuntamiento de Málaga repite un viejo juego de la historia que invoca a la neutralidad con intereses nada neutrales.
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Málaga y el olvido
Ante la extinción del patrimonio cunde, por lo general, el encogimiento de hombros, el qué se le va a hacer, su tiempo pasó, pero conviene recordar que eso que desaparece somos nosotros. Málaga, la ciudad de todos.
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Málaga, la ciudad de todos
Nunca está de más volver a los conceptos fundamentales, las ideas originales que explican por qué estamos aquí y qué nos corresponde hacer, más allá del ruido cotidiano. Por una política animal.
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Por una política animal
Que cada Feria vuelvan las imágenes de los caballos agotados y azotados debería mover a la reflexión urgente sobre derechos y obligaciones, sobre el abuso y la responsabilidad. África empieza en Málaga.
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África empieza en Málaga
Lo que podemos esperar del calentamiento global en este rincón del sur del Mediterráneo nos lo muestra, muy cerquita, el norte del otro continente, y a lo mejor no está tan mal. La noche recobrada.
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La noche recobrada
Sin la luz de los escaparates, la oscuridad de las últimas horas vuelve a vestir un escenario propicio a las conductas clandestinas, como en otra ciudad que fue y hoy sólo es sueño. Érase una vez el comercio en Málaga.