La farola

Dos cuevas, un puente colgante y una cascada en Málaga para empezar septiembre con energía

Vistas del puente colgante de El Saltillo en Canillas de Aceituno, Málaga.

Vistas del puente colgante de El Saltillo en Canillas de Aceituno, Málaga. / Jorge Zapata/ EFE

El patrimonio natural de la provincia de Málaga ofrece bastantes posibilidades para desconectar o disfrutar de experiencias diferentes en función del gusto de cada cual. Se pueden explorar las 14 joyas naturales de la provincia, ver algunos de los monumentos naturales menos conocidos, disfrutar de lugares naturales en los que brotan aguas termales, vivir una bonita jornada en las playas singulares, reponerse a la sombra del pinsapo malagueño, la más exclusiva del mundo; o elegir entre más de 15 paraísos naturales en los que el agua permite darse un chapuzón en plena naturaleza en los momentos más complicados del estío. Son sólo algunas de las opciones que dan cuenta de la variedad de paisajes y opciones un espacio de territorio como la provincia malagueña. Pero para empezar septiembre con una energía diferente y renovada es posible que espacios poco convencionales, colores distintos y experiencias poco comunes en plena naturaleza ayuden.

Cueva del Hundidero

Su entrada es espectacular con casi 50 metros de alto hace que los humanos parezcan realmente pequeños y no es lo más reseñable de la gran cantidad de elementos y particularidades que tiene la cueva del Hundidero. Cuenta con un río subterráneo que es el causante e unos paisajes bajo el suelo de alto valor. Su gran estalagmita es de las más fotografiadas, pero la cavidad entera merece la pena y aunque puede no ser tan conocida como la Cueva de Nerja o la Cueva del Tesoro, no tiene demasiado que envidiarles en cuanto a espectacularidad. Además, en su entorno se puede visitar un proyecto fallido de presa (llamada del Hundidero o de Los Caballeros) que da la opción de ver el paisaje desde un punto precioso y diferente. Está en Montejaque, un bonito pueblo en un entorno perfecto para disfrutar de la naturaleza que cuenta con vías ferratas y bastante patrimonio natural.

Cueva de Ardales

Espectacular aunque tal vez no tanto como la del Hundidero, sin embargo es una buena opción para quienes disfruten de los lugares especiales. Lleva un par de siglos puesta en valor, lo hizo Trinidad Grund y por esto también se conoce por este nombre, y en ella hay pinturas prehistóricas que han supuesto importantes avances en el estudio de los neandertales ya que ponen de manifiesto que pensaban en el futuro y no tenían una capacidad intelectual superior a las que se les suponía. Un buen lugar para viajar a otro mundo y dejarse llevar por la historia del sitio peor también por sus vistas preciosas. Además, está en Ardales que tiene una playa de interior con bandera azul y muy cerca el triángulo de posibilidades que forman Bobastro, el Caminito del Rey y El Chorro que abren las opciones de la visita.

Puente colgante de El Satillo

Está en el pueblo de Canillas de Aceituno que cuenta con lugares como la cueva de La Fájara o el nacimiento del río Bermuza que son dos puntos naturales muy interesantes que visitar. El puente no está excesivamente lejos del pueblo (menos de tres kilómetros) y provee de un buen paseo hasta llegar a él, cuenta con 50 metros de longitud y 70 metros de altura, así que es bastante impresionante y sirve para tener una perspectiva absolutamente diferente de la zona que está en el entorno de las Sierras de Tejeda y La Almijara y tiene bastantes opciones entre las que elegir para completar una buena jornada reponedora.

Cascada de Jorox

Hay muchas más cascadas y saltos de agua en Málaga, pero la de Jorox es bastante especial. Se trata de una aldea que pertenece a Alozaina y que tiene una peculiar historia que aún se refleja en sus calles por las que corre el agua a través de acequias y suena aún en el momento de más calor del verano. Es su situación en torno a sierras de roca caliza y nacimientos de agua la que le da la posibilidad de que los cauces de herencia musulmana sigan funcionando. En las proximidades del pueblo hay una cascada de agua azulada que es preciosa y que, aunque pequeña, refresca después de completar el corto pero espigado trazado que lleva hasta ella. Es una aldea muy pequeña en la que es mejor no entrar con el coche o dejarlo a las afueras y molestar lo menos posible. Tiene una venta en la que merece la pena pararse y está en entorno de la Sierra de las Nieves que ofrece muchas posibilidades para completar la visita.

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